29/11/11

Una hoja de otoño...

Tan sólo soy una hoja que cae al suelo en otoño… marrón, marchita y seca… No soy dueña de mis destino, pues mi rumbo lo decide la gravedad y, el viento que desee dirigirme… Pero también hay cosas buenas en esto…
El viento me sorprende cada vez que me ayuda levantar el vuelo, pues me hace recorrer las calles, ciudades y, demás paisajes… Sin saber cuál será el próximo lugar que visite. Así que vivo en constante excitación, por descubrir que me deparará ese nuevo viaje, y en cada uno de ellos, soy feliz contemplando la vida de los que pasan a mi alrededor, con la total inmunidad de pasar desapercibida para todos, pues al fin y al cabo, tan sólo soy una hoja caída de un árbol…
Puedo robarles maravillosos momentos a dos jóvenes enamorados, que se besan con dulzura y pasión durante un romántico paseo. Absorber el cariño con que un par de viejecitos se toman de la mano, mientras están sentados frente a un estanque o, un rio. También hay otros sentimientos que observo no tan bonitos… pero a la vez, forman parte de la vida… como puede ser la ira de dos personas que discuten en un momento determinado, o ser testigo de infortunios que acontecen a diario…
Puedo sentir más que ninguna otra cosa, el frío del aire, que acaricia mi superficie en cada vuelo… Apreciar los olores de los deliciosos manjares, que se preparan en cada cocina, ya sea pequeña o grande… Y el olor que más me gusta, sin duda es, el de las castañas asadas… Es el olor que marca mis últimos momentos, y me hacen recordar, los tiempos que he pasado en la rama del árbol que tuve que dejar atrás…
Sólo hay una cosa que no soporte de ser una simple hoja, marchita y, seca, y es… la lluvia… La lluvia es la que termina matándome del todo, hace que me empape con sus gotas de agua, que ya no pueda alzar nunca más el vuelo, me destierra a un rincón del suelo y, con algo de suerte un barrendero, tomará mi cuerpo para que pueda descansar alejada de los pisoteos de las personas…

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