2/12/11

Desdén...

Cuando somos felices y, tenemos aquello que podríamos desear, parece que no lo tengamos en cuenta… Es en el instante en que lo perdemos, cuando reaccionamos y nos lamentamos, por haberlo dejado escapar.
Nos volvemos locos intentando recuperarlo, por encontrarlo de nuevo. Pero no llegamos a comprender, que de haber luchado desde un primer momento por mantenerlos, de haber realizado un mínimo esfuerzo, quizás aún pudiese conservarse…
Esto pone de manifiesto, lo cómodos que somos ante la vida, que nunca hacemos nada hasta no tener tampoco nada… En la mayoría de los casos, cuando ya es irreversible o irrecuperable, cuando es ya el momento de conseguir algo completamente nuevo, diferente a aquello que antaño poseímos…
Es curioso también que cuando más felices nos sentimos, menos nos paramos a pensar el motivo de nuestra dicha, simplemente lo vivimos, y ni siquiera agradecemos aquello que hemos logrado, porque entendemos que es algo que la vida nos debía, o nos correspondía… Expresamos trivialmente nuestra felicidad, pero realmente no somos conscientes. Sin embargo, cuando nos sentimos desdichados, somos los primeros en exteriorizarlo constantemente, cuán desafortunados somos, o cuáles son nuestros anhelos y deseos.
Pero olvidamos algo sumamente importante… Que deberíamos aprender que la felicidad, debe ser constante, no deberíamos entenderlo como un estado momentáneo, sino como una condición de vida. Disfrutar de cada instante, incluso de los negativos, pues es ahí incluso, donde ganamos mayor experiencia… Sólo hay que aprender a plantearse la vida desde otra perspectiva, y dejarse llevar con lo que nos acontece… Aunque para la mayoría les resulta más fácil lamentarse, que actuar…
Y desde mi humilde opinión… la esperanza puede ser nuestro mayor motor en la vida, puede darnos el valor, la gallardía o las ganas de superar ciertos obstáculos, superarnos a nosotros mismos, conseguir objetivos supuestamente inalcanzables…. Que dicho sea de paso, no hay nada imposible, los límites los fijamos nosotros mismos en nuestras mentes. Somos quienes  nos saboteamos ante nuestras propias metas, quienes nos llevamos a un autofracaso, del cual, luego intentamos hacer responsable a terceros por lo general…
Concluyendo… nos regodeamos en nuestras penas, les otorgamos más valor del que realmente tienen… y olvidamos qué es la felicidad, qué son esas pequeñas cosas que nos sacan una sonrisa en un segundo… Nos gusta sentirnos mal, tener miedos, y soñar con un mañana mejor…

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